lunes, junio 26, 2006

UNO DE MIS DILEMAS

Escribir como se habla o hablar como se escribe...quizás para algunos parezca algo extremadamente fácil de congeniar o tal vez un proceso natural, pero lo cierto es que para este cerebro intratable(a veces así se comporta), que en ocasiones ni yo mismo entiendo, la cosa parece una paradoja.

Más fácil es hablar como se escribe que a la inversa, es lo que pienso, y esa ha sido mi lucha y mi constante cuestionamiento acerca de la forma en que se debe enfocar el ejercicio de la escritura.

Y digo que se hace menos sencillo escribir como se habla porque el puro hecho de detenerse a pensar lo que se quiere expresar es germen potencial para que nazca la incertidumbre de si efectivamente estoy utilizando de modo certero la palabra que surgirá de la lengua cual ave fénix(es indiscutible que las palabras se comportan como aquel pájaro mítico), motivo suficiente para trocar una y otra vez el sufrido texto, que después de regenerarse no sabes si ha evolucionado o involucionado, o si acaso quiere seguir viviendo.

No sé si existirán otras razones sobre la cuestión, como si existe la intención magnánima de pincelar un escrito a semejanza del artista que esculpe una piedra, o el respeto solidario hacia la lengua y la función de cada uno de sus átomos para con el complejo universo de la belleza literaria, lo desconozco. Quizás sea una de ella o todas a la vez, no lo sé.

En cambio si me sitúo en la segunda situación, hablar como se escribe, para mi es un acto que parece pasar desapercibido mientras no se rompan los esquemas fonéticos o lexicográficos, que es lo que más notamos, puesto que la ortografía se viste de invisibilidad.

Ahora me pregunto, ¿acaso quiero escribir como se habla?...por el momento parece que la respuesta es no, aunque es un desafío a ratos hacerlo.

Algo de automatismo e inconsciencia me supera, razón por la cual evado con el sueño la realidad que me contamina.