sábado, marzo 11, 2006

De rama en rama


Anoche me di cuenta, bajo el alero de una noche grave, que el árbol de la tertulia, desde donde derribamos estrellas con el Leo(en algunas ocasiones), tiene una copa en exceso copiosa y laberíntica.
Abundantes hojas interlocutoras mansas llenas de recovecos oscuros y refugios mentales, los cuales ayudados por un sinfín de tópicos-aves(ya que vuelan hacia nosotros), ya sean de carácter trivial, metafísicos espasmódicos pseudo-filosóficos ontológicos o protopsiquiátricos surrealizantes, nos conducen, entre otras cosas, a irnos por las ramas.
Vamos en busca del Minotauro y terminamos en las fauces de una mosca con dientes de leche. Nos aventuramos por el Nilo para desembocar en la playa El Sol. Con análisis enfrentamos un juego de ajedrez para terminar saltando en diagonal con el caballo.
No se crea que esto ocurre muy seguido. En teoría, sólo estados sonámbulos impropios o golpes aéreos de cabeza alteran el hilo telegráfico de la plática. Estoy seguro que esta fue una de esas noches.
La mayor de las veces, a pesar nuestro, hay un notable paleteo de palabras con virtuosas anotaciones. Jeje. Otras, un ping pong, menos locuaz, pero con lujosas piruetas dialécticas.
Esta noche no, y ocurrió porque sí no más. Si ya ni recuerdo en qué comenzó la conversación.


- "¿Pero Leo...de qué estábamos hablando?..."
- “ehhh....”
***