viernes, junio 30, 2006

1,2,3,4...

Y qué hay de esa golondrina
que venía planeando
a través de mi imaginación,
con ese sonajero de plata de mi niñez,
la cual no pude atrapar,
por ocuparme (ensimismado)
de un lago de luces
donde descansaba tu mirada
y mi primitivo deseo
de volar contigo.