miércoles, agosto 02, 2006

DECIDÍ PRESTAR MIS OJOS

Accedo a la carne y visualizo las paredes de una imagen difusa, una relación que es mi mano al leve temblor. En la sección del óvalo, platinados los volúmenes, crispan mi lado inferior, sobre el cual genero el negocio del miedo. Me deslizo cuidadosamente por ese pasaje exquisito que intercambia el canto desaparecido, la vocal influencia de la luna. Existen cuatro elementos muy bien descritos en los ojos que sostienen el candelabro principal, que contienen bocetos de besos y dedos, todos desprendidos de las piernas. El objeto representativo de la sustancia que cae de ese sueño que afirman dos pestañas, es una esquina que alguna vez palpaste, un señuelo por donde salgo.